Por qué ir a Tánger
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A Tánger se la conoce como la puerta de entrada a Marruecos. Está situada en la costa norte de África, en la entrada occidental del estrecho de Gibraltar, donde el Mediterráneo se une con el Atlántico, más allá del Cabo Espartel.
El Tánger moderno es una antigua ciudad fenicia que fue fundada por los colonos cartagineses a principios del siglo V a.C. Posiblemente debe su nombre a la diosa bereber Tinjis (o Tinga) y actualmente sigue siendo una ciudad importante para los bereberes. La antigua Roma, Grecia y el Imperio bizantino dejaron su huella a lo largo de los siglos.
La ciudad tiene una historia turbulenta desde finales de la Edad Media y pasó por manos de portugueses, españoles, franceses, italianos e ingleses. Tras un período de control efectivo de los españoles desde 1940 a 1945, durante la 2ª Guerra Mundial, Tánger se unió de nuevo a Marruecos y en 1956 recuperó la plena soberanía.
Su historia multicultural, con influencias musulmanas, cristianas y judías, han hecho de la ciudad una oferta atractiva para mentes creativas, como los escritores Jack Kerouac, Tennessee Williams y William S. Burroughs, que se inspiraron en ella. Delacroix consiguió poner la luz y los colores en el punto de mira público y le siguieron otros pintores famosos como Matisse, a quien la atmósfera cautivadora de Tánger también le impresionó.
El cabo Espartel es una atracción turística destacada ya que ofrece unas vistas magníficas sobre las dos aguas que se unen en este punto, el océano Atlántico por la izquierda y el mar Mediterráneo por la derecha. La puesta de sol que se divisa es espléndida, ya que el cielo y el mar se vuelven de color rosa.
Los jueves y los domingos el Grand Socco (Gran Zoco) se convierte en un centro de negocios bullicioso, donde se acerca gente de todas partes para visitar el mercado y negociar sus cerámicas. La palabra “socco” proviene del español “zoco” o mercado. Esta plaza no siempre se destina al mercado; de hecho, casi siempre es un cruce de calles y una parada de taxis enorme, rodeada de cafeterías situadas fuera de la parte vieja y amurallada de la ciudad.
El Gran Zoco es un lugar interesante para ver pasar la vida y las mujeres del Rif vendiendo verduras y menta fresca, vestidas con sus trajes tradicionales de colores vistosos. También es la puerta de entrada a la medina y el lugar perfecto para admirar los lujosos Jardines Mendoubia, en la parte norte, y el minarete con mosaicos policromados de la mezquita Sidi Bou Adid, al oeste.
La Kasbah está situada en el punto más alto de la ciudad y queda aislada del resto de la medina por su muralla. Este barrio residencial fortificado del siglo XVII se caracteriza por sus arcadas, sus pasillos sinuosos y sus terrazas escondidas y, a veces, entre las preciosas fachadas los visitantes pueden divisar la medina y la bahía de la ciudad. La mezquita de la Kasbah tiene un minarete octogonal interesante situado en el mexuar (o sala de recepción pública). Los visitantes son bien recibidos en los Jardines del Sultán en la Rue Riad Sultan, situada en el norte del mexuar, donde trabajan los artesanos. Allí se puede descansar un rato en el café árabe Le Detroit. Si el día es claro, se puede divisar la ciudad de Tarifa a unos 30 km. de distancia.